żDÓNDE ESTAMOS? de Diego Abad de Santillán.
Los que resistimos por principio a todas las formas de tiranía, no podemos menos que resistir a la tiranía de las frases hechas, de las fórmulas consagradas que circulan automárticamente por canales mentales lucientes a fuerza de uso y pretenden encajar la realidad en moldes y preconceptos que no responden a ella, pero que nos evitan el esfuerzo de pensar por cuenta propia.
Una de esas frases que tiranizan más de lo conveniente es la que cataloga la posición de derechas, de izquierdas y de centro, con sus respectivas variedades, por ejemplo el ultraderechismo y el ultraizquierdismo, etc. En el campo de los preconceptos politicosociales se alude comunmente, al hablar de derechas, a aquellas tendencias que mantienen la tradición en materia religiosa, política y social, una máscara del mantenimiento de los privilegios heredados, y afirman que no hay razón para innovar, que las cosas según ellos, están bien como están.
Se llama izquierda a la tendencia o serie de tendencias que pugnan por una transformación más o menos insurreccional de lo estatuido, por una transformación radical de la estructura social y política, por un cambio total de hombres y a veces de instituciones.
El centro sería aquella posición equidistante de los extremos anteriores, la de los que nadan entre los dogmas del estancamiento de los unos y los impulsos subversivos de los otros y propician, teóricamente, la evolución legal y pacífica, sin estridencias ni sobresaltos, paso a paso.
Todo eso en teoría, como definición general en los hechos de cada día, no siempre los de centro son verdareramente centro, ni los de izquierda son portavoces y heraldos de la revolución y del método revolucionario.
żA qué sector pertenecemos nosotros, qué posición corresponde al comunismo libertario? Es preciso esforzarnos por saber cual es nuestro puesto en el conglomerado social y político en que vivimos inconformes y en el cual aspiramos a una transformación de fondo. No es raro que la prensa incapaz de hacer distinciones y discriminaciones nos tacha de izquierdistas, y quizás algunos de nosotros puedan considerarse en la geometría política como situados a la izquierda. Sin embargo, en razón de nuestro pasado entero y como uno de los movimientos político-sociales más antiguo de la historia moderna, el que ha mantenido más sólidamente su coherencia dentro de su gran variedad, tenemos que intentar un esclarecimiento de la posición que ocupamos ...
Se puede revisar todo lo que venimos diciendo en la prensa, en el libro, en el opúsculo de propaganda desde hace siglo y medio y se advertirá que, por ejemplo en lo que se refiere a la actitud ante el aparato estatal, ante el mecanismo gubernativo, ante el dogma de la autoridad, no hemos tenido ni la sombra de un desfallecimiento o de una desviación. Jamás ha surgido en el seno de nuestra sufrida militancia la idea de suplantar una tiranía por otra, ni la ambición de luchar por otra, ni la ambición de luchar por la obtención de privilegios particulares y exclusivos.
Habremos cometido errores humanos y comprensibles, errores pasajeros; pero en la esencia de nuestra ambición fundamental no entró jamás la idea de establecer un nuevo régimen económico y social por medio de la tiranía, de la dictadura, del terror policiaco, aunque la policía fuese nuestra; del rigor de la ley, aunque la aplicasen nuestros jueces.
żEstamos, pues, en la izquierda? De izquierdistas tachan o se tachan ellos mismos, por ejemplo sectores de opinión y partidos que pretenden la transformación social mediante la conquista total del poder en nombre y bajo la inspiración de los llamados partidos comunistas y afines para decretar desde los altos puestos de mando una serie de refoemas económicas, politicas y sociales que nosotros también podríamos tal vez desear, pero por medios diametralmente opuestos.
Si los comunistas, por mencionar a uno de los grupos arquetipos de la constelación política, están a la izquierda, nosotros nos consideramos justamente en el otro polo y nos vamos al otro polo, a la extrema derecha.
Pero en esa extrema derecha nos encontramos con los llamados derechistas, con los ultraderechistas, nacionalistas, totalitarios, y con ellos no podemos ni queremos tener ninguna comunidad, porque inscriben en su mensaje un orden de cosas totalmente en oposición al que nosotros deseamos para una humanidad libre y feliz. Los métodos para lograr sus objetivos, los mismos en la izquierda que en la derecha, pueden ser legalitarios o insurreccionalistas, pero los métodos por sí solos no pueden determinar nuestra adhesión a los unos ni a los otros.
Por eso, respecto a la derecha, en donde se suelen agrupar habitualmente las fuerzas de la reacción fascista, nazi, totalitaria, clerical,etc., nos consideramos en oposición irreductible e irreconciliable y algo así como en el otro polo; pero si en el otro polo tropezamos con los comunistas y filocomunistas de toda laya, abiertos encubiertos, que prohijan la dictadura de su revolución hasta en nombre de la fraseología democrática, tampoco allí tenemos ni queremos ubicación.
żEstará nuestra posición en el centro, entre los centristas, moderados, evolucionistas? Ahora bien, si nos repugna el método de la dictadura revolucionaria para cambiar el orden social vigente, porque no puede lograr ni ha logrado nunca, más que la supresión de una clase privilegiada sustituyéndola por otra, nos repugna de igual manera el espíritu regresivo de los que se situan en la llamada derecha. No por esos nos son más gratos los partidos llamados de orden, creyentes en la legalidad, que ocupan lo que se llama habitualmente el centro, cuyas mentiras permanentes ocultan intereses subalternos inadmisibles de clase de casta o de sector dominante.
żDónde estamos? żA qué punto cardinal de esa geometría política pertenecemos? Intimamente tenemos la convicción de que no pertenecemos a la izquierda, derecha o centro, y sin embargo, somos profundamente políticos, y no podemos ignorar que en algún lado debe estar el punto de apoyo para aplicar nuestra fuerza a fin de ejercer una acción y dar impulso en la dirección de nuestro norte: la Libertad del hombre, la justicia, la dignidad humana.
żEs qué no estamos en la derecha, en al izquierda o en el centro por inadaptación, por oposicionismo sistemático?
No rechazamos el método de la acción insurreccional, no rechazamos tampoco la evolución de las instituciones de las costumbres de la moral.
Por lo pronto, lo que podemos decir es que no nos catalogamos ni queremos dejarnos catalogar en las tres tendencias mencionadas; que estamos tan lejos de una como de la otra, y sin embargo, no queremos quedar solos, aislarnos del mundo y sus problemas, sino intervenir en la cosa pública, en el fomento de la causa común del bienestar y de la libertad de todos, con el calor, con toda la pasión y con toda la vocación de que somos capaces, como lo hemos demostrado en el transcurso de nuestra larga y dolorosa historia.
Ninguna tarea constructiva y creadora en beneficio de la humanidad, debe quedar privada de nuestro apoyo.